domingo, 8 de octubre de 2017

Suturar por escrito



Suturar por escrito

Con preguntas sobre etimología
le hizo perder el juicio a su maestra:
Un puñado de voces (simple muestra),
quebrando su silencio cada día.

Que qué quería decir tal o cual cosa,
que dónde, quién y cuándo (las versiones),
que cuáles habían sido las razones
de su revelación en verso y prosa.

Desde pequeña supo a ciencia cierta
que quería vivir en la palabra,
desde entonces respira, vive, labra
la poesía que ha sido su fiel puerta.

No conoce otra forma de salida
frente a las injusticias o la muerte:
Las múltiples estrofas de su suerte
suturan, por escrito, cada herida.

                    Silvia Gabriela Vázquez

miércoles, 26 de julio de 2017



El mar que se ahogó en una botella* 

Sugestionada por la mala suerte, tan incapaz de ver la mitad llena del vaso caprichoso del destino, pensó en diez mil maneras de impedirlo. Sabía que quedaba poco tiempo y no encontraba el modo de evitarlo.
Probó con desbordar de obligaciones la agenda de sus días inventados, con cambiar de trabajo y con mudarse a una ciudad que no tuviera costa para olvidar la pena del vacío.
Quiso salvarse intentando ser otra, disfrazando el temor, pidiendo ayuda. Y atenta a los consejos de una amiga fue a la playa a buscar la paz ausente en su trágica vida cotidiana.  Permaneció en silencio, casi inmóvil, suspendida en el haz del horizonte.
La inmensidad precipitó el impulso: Buscó botellas plásticas, papeles. Con la esperanza de empezar de nuevo y de ahuyentar la angustia permanente, garabateó mensajes misteriosos que pronto arrojaría entre las olas. Una botella y otra, otra, otra…
Claro que no es posible desprenderse de un fatídico signo ya trazado, cuando se cree obstinadamente en su -ilegítima- omnipotencia.
Hoy, Sirena es anciana y sin embargo, sus miedos siguen sueltos como siempre, aunque ya no se anudan en las redes.  No quedan pescadores, no hay estrellas… ni peces, ni criaturas que acompañen. El agua de su océano agoniza.
Las escamas le crecen con los años. Como suele ocurrir en tierra firme, ha perdido el cabello, no las mañas. Víctima de su falta de memoria, se queja de problemas que no existen.
No recuerda ni deja que le cuenten que ese mar yace ahogado en sus botellas.
Silvia Gabriela Vázquez

*Los océanos ocupan tres cuartas partes de la superficie de la Tierra.  Según la ONU, es posible que en el año 2030 encontremos en ellos más plástico que peces. Por esta razón, los Objetivos de Desarrollo Sostenible hacen hincapié en el tema. 

viernes, 16 de junio de 2017

Cuento

Una fiel alianza con el viento

Su despertador renovaba el desafío, día tras día, a las 3 de la mañana. Él lo apagaba, llave en mano (ya despierto, vestido y afeitado), a punto de despedirse de nosotras con un abrazo silencioso.
¿Cuál sería la razón indescifrable de papá para mostrarse tan entusiasta cada madrugada? Al tanto de mis dudas y sospechas, mamá su cómplice— aprendió a proteger de mi curiosidad voraz aquel secreto, esperando el momento en que pudiera comprenderlo.
Nunca le pregunté por los motivos de la sonrisa intacta que llevaba en su rostro fatigado. No hacía falta. Jamás lo había oído protestando por su histórica carencia de sueño o de descanso. ¡Era evidente que disfrutaba de su oficio como nadie! Pero ¿por qué? Mi corta edad nada entendía aún de vocaciones ni del sentido de la vida.
Las noticias de los periódicos solían ser muy poco alentadoras.  Sin embargo, él se sentía capaz de lograr que hasta el más agorero de sus clientes aceptara, al leerlos, la perspectiva fugaz de la esperanza.
Los domingos por la tarde, algunas veces, íbamos los cuatro juntos a la plaza. Lo recuerdo maravillado en las hamacas, viendo cómo el aire jugueteaba a despeinarnos.  Creo que ese fue el primer indicio. O quizás el primero haya sido su mirada absorta en aquellas páginas escritas y olvidadas, flameando libres en el luminoso patio de mi infancia.
Lo cierto es que un domingo de verano, mi padre propuso una aventura diferente… mi hermana y yo visitaríamos, temprano, su venerado rincón de papel, frío y tinta.
Entonces sí, descubrimos el misterio: Ni los titulares de los diarios, ni la nocturna soledad, ni la impactante luna escoltándolo en el cielo despejado de Avenida Corrientes eran los responsables de su satisfacción a toda prueba. Se trataba del viento.
Hoy resulta imposible separar la historia privada de su voz, de la pública leyenda de su esquina. Es que han estado arremolinándose durante medio siglo.   Tal vez por eso, cuando le decimos que ya es tiempo de dejar su trabajo para quedarse tranquilo bajo techo, jura, casi a los gritos, que eso no ocurrirá mientras viva. Luego le guiña un ojo a la brisa mansa que le acaricia con ternura las mejillas y vuelve a sonreír.
¿Cómo no nos dimos cuenta?   La causa que le impide a papá el abandono prematuro de ese espacio abierto, íntimo y anónimo, es la misma que  en mi niñez  lo empujaba a levantarse de un salto antes de que el reloj lo desafiara.
Y si se niega a interrumpir la perfecta amistad que hilvanó con el viento, es porque allí, en su porción de intemperie conquistada,  guarda 50 años de anécdotas únicas que habrá de contarles, apasionadamente, a los futuros hijos de sus nietos.
Silvia Gabriela Vázquez

lunes, 12 de junio de 2017

Formar profesionales competentes, comprometidos y resilientes




Esta semana se publicó mi librito:
Formar profesionales competentes, comprometidos y resilientes

“(…) Es asombrosa la cantidad de  profesiones que surgen año a año, mientras otras desaparecen y resulta difícil pronosticar cuáles serán las más demandadas a largo plazo”

 “Dado que no es posible anticipar aquellas situaciones a las que los estudiantes deberán dar respuesta una vez graduados, se hace indispensable (…)  un espacio óptimo de contención que les permita llegar a ‘ser, estar, tener y poder’ (verbos que identifican el estado de resiliencia) quiénes, dónde y cuánto deseen, al mismo tiempo que ayudan a otros a lograrlo”

“(…) Muchas de las aptitudes que hoy se les exige a los graduados universitarios se irán modificando con el correr del tiempo y la aparición gradual de nuevos roles laborales. Sin embargo, el compromiso social, la creatividad, la empatía, la actitud resiliente o el trabajo interdisciplinario serán cada vez más valorados en distintos ámbitos”

“(…) Tenemos la misión de ayudarlos a estar (y sentirse) preparados frente a las contingencias, con herramientas que les serán útiles para tolerar la ambigüedad, lo imprevisto, los cambios, sin rendirse ante ellos”

 

Autora: Silvia Gabriela Vázquez

Ed: Editorial Académica Española     

Lanzamiento: Junio 2017   84 Págs    ISBN 978-3-639-53164-0

             Disponible en www.morebooks.de