sábado, 23 de marzo de 2019



Un hogar, un país

Pedro y Pilar están visitando el Museo del Prado. Y si bien no lo han dicho, ambos saben que decidieron ir con la secreta intención de hacer algo distinto, de quebrar la rutina.  O tal vez el único motivo haya sido caminar uno al lado del otro sin la obligación implícita de hablarse.  

Él lleva un traje azul, el ceño fruncido, los dientes apretados. Aún sin pronunciar palabra le arroja un reproche, dos, tres, catorce… todos -o casi todos- inmerecidos.

Ella viste una camisa blanca y cada cinco pasos extiende sus brazos pidiendo clemencia. Como si fuese el héroe anónimo que Goya colocó de rodillas (enfrentando así a los tiranos), en “Fusilamientos del tres de mayo”, una de sus pinturas más inolvidables.

Recorren los pasillos en una frágil tregua después de haber vivido varias escenas de beligerancia inesperada en el patio, la sala, el jardín, la cocina. Pequeños actos de una guerra invisible, silente, provocada por la indiferencia, en la que nadie gana -por supuesto, como siempre- porque no hay nada que ganar si alguien resulta lastimado.

Esta noche ha descendido demasiado la temperatura -igual que en aquella enmarcada en las paredes impecables del museo- y a ella le tiemblan los labios. Dice que no es de frío, ni de miedo. Quizá la culpa sea de otras tiranías de las que todavía desconoce los nombres. Sin embargo no se rinde, sólo espera un gesto de ternura.

Entonces Pedro mira el rostro pálido de Pilar reflejándose allí en la vitrina, y recuerda, de pronto, cuánto la amaba -cuánto la sigue amando-, pero ya es tarde. Las guerras, invisibles o no, van fusilando a los sueños que intentan rebelarse, uno por uno.

Mientras, el guía los observa a través de un espejo y se siente tentado de incluirlos en el próximo tour para turistas...

-Aunque esas epopeyas personales no estén documentadas -piensa en voz alta- forman parte también de la historia de España.  

                                                                                                         Silvia Gabriela Vázquez

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